XIII Congreso de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente
Casos clínicosADOLESCENTE CON TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON
HIPERACTIVIDAD
José Ramón Gutiérrez Casares*. Aida Pérez Rodríguez**. *Psiquiatra Infantil. Hospital Infanta
Cristina. Badajoz. **Psicólogo Infantil. Fundación “Sorapán de Rieros” (F. para la prevención de
los trastornos psiquiátricos de niños y adolescentes). Badajoz
HISTORIA:
Paciente de 16 años que acude a consulta, a petición de su madre, por presentar alteraciones
del comportamiento y porque había sido tratado por nosotros hace aproximadamente dos años y
medio, cuando contaba 14 años. En aquella ocasión el motivo de consulta guardaba relación con
problemas escolares. Estuvo en tratamiento con metilfenidato durante unos meses, pero
abandonó la medicación por su escaso cumplimiento y porque se daba una falta de motivación
escolar importante, con abstenciones frecuentes, que hacían poco indicado el tratamiento
farmacológico.
Si hace dos años el problema se centraba en el bajo rendimiento escolar, en esta ocasión la
queja principal es la impulsividad que presenta. Esta se manifiesta en todos los ámbitos de
funcionamiento pero es en casa, y en el colegio, dónde mayor nÚmero de problemas presenta. En
casa nos cuenta la madre que pasa el día peleando con los hermanos, 5 años menores que él, y
con sus primos, incordiándoles, y discutiendo con ellos. Reacciona con enfado cuando se le
contradice o se le pide que haga cualquier cosa. Es complicado que se atenga a las normas
mínimas de convivencia. Reacciona con agresividad verbal y física. Se enfrenta a los padres y
demás adultos. Amenaza a los demás niños.
Ha abandonado el colegio y ahora se encuentra en una escuela taller donde se le enseña el
oficio de albañil y en lo que se encuentra muy motivado. A pesar de ellos, los profesores refieren
que le cuesta trabajo atender y que tiene muy baja concentración; comete constantemente errores
por no fijarse lo que le lleva a suspender con frecuencia los exámenes.
Nos muestra los dedos de las manos llenos de golpes y heridas provocados por el mismo al
utilizar los distintos utensilios del oficio, debido a que todo lo hace de manera impulsiva. Fuma un
paquete de cigarrillos diario. Consume alcohol los fines de semana. Se ha caído varias veces de
la moto por conducir de forma poco prudente.
Simpático y cariñoso, visita con frecuencia a su abuelo paterno que está viudo y con el que se
lleva muy bien pero, cuando discuten, lo hacen fuertemente, llegando a insultos e incluso a peleas
físicas a consecuencia de las cuales terminan rodando por los suelos. A los pocos días, el abuelo
le vuelve a llamar para que vaya a verlo.
Cuando era más pequeño, si bien mostraba los mismos problemas de atención que ahora,
pasando por un fracaso escolar que le ha llevado a abandonar el colegio, no padecía síntomas de
hiperactividad pero si de impulsividad. Con el tiempo los problemas de atención se han mantenido
y los problemas de impulsividad se han intensificado. En estos momentos se ha iniciado tratamiento con risperidona y estamos a la espera de
resultados positivos que le ayuden a controlar su impulsividad.
Como antecedentes familiares, tiene un hermano menor que él diagnosticado también de
TDAH con predominio de déficit de atención e hiperactividad. Su padre, según revela su madre y
en base a las conductas y comentarios que nos transmiten de él (no ha venido nunca a consulta
porque considera que es de locos) posiblemente padeció un TDAH de joven.
Su abuelo materno tenía problemas con el alcohol.
En estos momentos se ha iniciado tratamiento con risperidona y estamos a la espera de
resultados positivos que le ayuden a controlar su impulsividad.
Como antecedentes familiares, tiene un hermano menor que él diagnosticado también de
TDAH con predominio de déficit de atención e hiperactividad. Su padre, según revela su madre y
en base a las conductas y comentarios que nos transmiten de él (no ha venido nunca a consulta
porque considera que es de locos) posiblemente padeció un TDAH de joven.
Su abuelo materno tenía problemas con el alcohol.
COMENTARIOS.-
La mayor parte de los padres observan por primera vez la actividad motora excesiva cuando
sus hijos son pequeños, coincidiendo frecuentemente con el desarrollo de la psicomotricidad
independiente. Sin embargo, puesto que muchos niños pequeños sobreactivos no llegan a
desarrollar un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es preciso ser
cautelosos al establecer este diagnóstico en los primeros años de la vida (Tabla 1).
Habitualmente, el trastorno es diagnosticado por vez primera en los años de enseñanza elemental
por lo que es muy frecuente que se afecte la actividad escolar.
En la mayoría de los casos tratados en consultas de psiquiatría infantil el trastorno se
mantiene relativamente estable a lo largo de los primeros años de la adolescencia. En muchos
sujetos los síntomas se atenúan a medida que avanza la adolescencia y durante la vida adulta,
aunque una minoría experimenta el cuadro sintomático completo del TDAH en plena edad adulta.
Otros adultos pueden mantener sólo algunos de los síntomas, en cuyo caso debe utilizarse el
diagnóstico de “TDAH en remisión parcial”. Este diagnóstico se aplica a sujetos que ya no sufren
el trastorno completo, pero que todavía presentan algunos síntomas que pueden causar
alteraciones funcionales.
Un gran número de niños hipercinéticos, aproximadamente unos 2/3, continúan presentando
dificultades en la edad adulta en uno o más de los síntomas nucleares iniciales del síndrome
hipercinético. Alrededor de 1/3 de los sujetos reúnen criterios diagnósticos completos del TDAH a
la edad de 18 años. En un estudio de sujetos de una edad media de 25 años, solamente entre un
8-11%, cumplían todos los criterios diagnósticos para TDAH del adulto.
Los niños hipercinéticos están en riesgo de desarrollar posteriormente un trastorno de la
personalidad antisocial (en un porcentaje entre un 18-23%) y conductas criminales. Las cifras más
altas reflejan a niños hipercinéticos que presentan un trastorno de conducta concomitante. El
riesgo de que un niño que presenta un TDAH sin un trastorno disocial (trastorno de conducta)
comórbido en la niñez desarrolle una conducta asocial en la edad adulta es mucho más bajo
aunque sin embargo existe. La aparición de un trastorno de la personalidad antisocial explica la
mayoría de la conducta criminal que exhiben los sujetos de mayor edad con un TDAH inicial.
Aunque la hiperactividad tiende a suavizarse hacia síntomas subjetivos de inquietud, las
dificultades de atención y de impulsividad a menudo continúan, por lo general, con un mal
rendimiento escolar y problemas de conducta continuados en casa y en la escuela. Los problemas
más graves son frecuentemente complicaciones secundarias ya descritas anteriormente en otros
apartados como una baja autoestima y rechazo entre los compañeros. Un porcentaje igual o
superior a un 50% de los adolescentes con un TDAH plantean problemas de disciplina en el
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